El 24 de Mayo de 1822, bajo el mando del mariscal Antonio José de Sucre, Ecuador fue liberado del colonialismo español. Es una fecha de gran trascendencia en la historia ecuatoriana y la muestra de una clara destreza de dominio militar, a más que puso los cimientos para que el país camine por derroteros de esperanza y bienestar. 

La lucha por la independencia del Ecuador inicia en 1809, cuando se instala la Primera Junta de Gobierno Autónoma de Quito, proclamándose en 1812, junto con las autoridades de la Sierra Norte y Central, en el Estado de Quito, cuyos integrantes fueron reprimidos por las fuerzas coloniales de España.

Luego de la liberación de Guayaquil, el 9 de Octubre, el país entra en una profunda refundación de su identidad y, tras dos intentos fallidos por liberarse de la opresión, se produce la gran batalla en las faldas del volcán Pichincha, de ahí que la historia recuerda ese episodio como la Batalla del Pichincha.

Las tropas del mariscal Sucre estaban conformadas por hombres como el general Mires, los coroneles Morales, José María Córdova, Santa Cruz y otros uniformados valientes y decididos a entregar su vida por defender su Patria.

En la gloriosa batalla, Antonio José de Sucre dirigía con paciencia y decisión. Se combatía irresistiblemente, con muertos y heridos que rodaban por el precipicio. Entre los soldados de la independencia había un joven que -desde hace tiempo- se distinguió por su valor y serenidad ante el peligro. Herido combatía con ejemplar valor, y gritaba y gritaba: ¡Adelante, amigos míos, avancen muchachos! Y este joven era el héroe Abdón Calderón.

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